viernes, 9 de noviembre de 2012

AMOR EL DESEO DEL BIENESTAR

TE AMO TANTO QUE MI DESEO VA MAS ALLÁ DE QUE ME INCLUYAS O EXCLUYAS.
No escribiré aquí sobre el amor de las novelas románticas, eterno y excluyente; ni sobre el amor de las tragedias griegas, dramático e irresistible sino sobre el amor de n...
uestros tiempos, sobre nuestro amor; un amor que no es ningún sentimiento sublime, reservado para unos pocos ni tampoco algo que se siente exclusivamente en un momento de la vida frente a una única persona.
Un amor posible y real, que está íntimamente emparentado con lo que cotidianamente llamamos "querer mucho" a alguien. Si definimos el querer como "el más puro interés por el bienestar de otra persona" podremos entender que amamos cuando sentimos que nos importa muchísimo el bienestar de otro.
El amor "verdadero" es pues, el verdadero interés por lo que le suceda a alguien; sea ese alguien tu hijo, tu madre, tu pareja, tu vecino o el prójimo anónimo y desconocido. Estoy diciendo que si alguien por cercano que sea, no se interesa en lo que te sucede, no pregunta por tus cosas, nunca tiene espacio para escucharte y mucho menos para tenderte una mano deberás asumir (aunque sea doloroso) que mucho no te quiere, aunque ande dejando cartitas y haciéndote regalos todos los meses. Puede sonar doloroso y contundente, pero así es.
Por el contrario, la persona que se ocupa de tí y le importas; la que se alegra con tus logros y te acompaña en un momento difícil pero respeta tus tiempos y tus elecciones; la que siente interés por lo tuyo sin querer poseerte; esa persona posiblemente te quiere aunque te grite que nunca te quiso, aunque jure y perjure que ya no te quiere más.
Todos los filósofos, pensadores, religiosos y terapeutas de la historia han creado su propia definición acerca del amor.
De entre ellas quiero dejar aquí la que Josef Zinker propone en su libro "El proceso creativo": El amor es el regocijo por la sola existencia de la persona amada.
Y también, porqué no, la mía.
El amor es la sincera decisión de ocuparse en crear un espacio de libertad para la persona amada. Un espacio tan grande y no condicionado como para que ella pueda elegir lo que desee: aun cuando su decisión no me agrade, aun cuando su elección no me incluya.

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