Querido Hijo:
Hoy que puedo verte sin que estés presente, reconozco y acepto el no haber estado disponible para ti, cuando más me necesitabas.
No se por que motivo crecí creyendo que como niño, o adolescente no necesitarías de nada, tampoco de mí.
Creí que mientras no te faltarán juguetes, comida, un espacio para dormir y la ropa que me pedías, era suficiente para que fueras feliz, (después de todo, que más puede pedirle a la vida un adolescente rebelde), con lo que te daba, pensé que no tenías derecho a reclamarme Nada, “Que equivocado viví”.
No me di cuenta que tu rebeldía, tus quejas, las veces que te enfermabas, incluso cuando no dormías, o dormías demás, eran un llamado para que te mirará, eran un grito de auxilio para que te abrazara o quizás era una petición para que me hiciera cargo de mi.
No supe escucharte, pensé como mucha gente, que era parte de tu Adolescencia y que esto pasaría con el tiempo, (cómo puede pasar con el tiempo una carencia de afecto, un abandono o un descuido).
No he sabido leerte, tampoco he podido mirar, que en cada acto de rebeldía existe una necesidad en ti.
Hoy con profunda tristeza, me doy cuenta que no te conozco como algún día presumí hacerlo, no me he dado a la tarea de preguntarte que te angustia, que te duele, que es para ti la vida, aún desconozco cuales son tus miedos, tus sueños, ignoro que es lo que te hace verdaderamente Feliz!!!
Mi vida está tan ocupada, que no tengo tiempo de pensar en ti.
El trabajo, las finanzas, el divorcio con tu madre, los problemas con mi pareja o incluso, el no tener pareja, las deudas, mi coraje, mi depresión, Todo…..absolutamente Todo, termina siendo más importante que tu.
De tanto querer vivir, No Vivo, se que te estoy abriendo heridas, las cuales tendrás que resolver, y yo, una vez más presumiré que …”Lo di todo por ti”, que sacrifiqué incluso mi derecho a vivir plenamente, para que tu estuvieras bien.
Ahora se que cada día que pasa, te estoy dejando en deuda.
Querido hijo:
Un, lo lamento, no dice Nada, el daño es irreparable y el costo lo tendré que asumir cuando te vea luchar en la vida sin encontrar tu lugar, el lugar que yo no supe darte…
Soy responsable de cada una de tus conducta, me doy cuenta que es más fácil verte, que verme, es más aceptable componerte que componerme, es más sencillo señalarte y etiquetarte, que mirar aquello que me toca vivir contigo.
Hoy tristemente puedo ver que estoy mutilando tus ilusiones y cortando tus alas.
Te exijo, lo que no soy capaz de dar, tampoco de darme, Te pido que me respetes cuando yo no se respetarme, te grito que tu única obligación es la escuela, aunque yo no responda a la mía, que eres tu!!!.
No tomes, no fumes, no te drogues, come bien, no estas en edad de tener sexo, y si en un acto de honestidad yo me hiciera estas preguntas, la respuesta sería… Tampoco estoy listo, no tengo herramientas!!!
“En el nombre del Amor, cuanto daño te he hecho”
Pido un hijo de 10 siendo un padre de 5.
No quiero más llorar mi error, aún estas vivo y quiero construir para ti un Nido confortable, seguro, resguardado de los depredadores y se que eso solo lo conseguiré si me ves Volar, si me miras como un ser Digno de recibir y dar Amor, si me permito la plenitud y quito mi creencia de No Merecer.
Me queda por hacer un gran trabajo, gracias por haberme abierto la puerta para entender tu juventud y mi paternidad.
Te prometo y me comprometo a encontrarme en está vida, para que tu puedas hacer lo mismo,
Será maravilloso poder acompañarte en esta etapa, será mágico mirarte Adulto y será un regalo que puedas creerme cuando te diga Digna y Congruentemente:
Querido hijo:
“La Vida es un Lugar Seguro”
María Cecilia Manilla García
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