Según mi parecer, la dinámica principal en la adicción es la del hijo que no puede o no debe tomar de su padre. La madre le comunica: “Unicamente aquello que viene de mí es bueno, lo que viene de tu padre y de su familia no vale nada, no debes tomarlo. ¡Toma sólo de mí! ”
En consecuencia, el hijo dice: “Si únicamente puedo tomar de ti, me vengo, tomando tanto que me perjudica.” Es decir, la adicción es la venganza y, a la vez, la expiación por no poder tomar al padre.
En ello también encontramos ya la solución: en cuanto una persona, con la mirada puesta en su madre, toma del padre y le concede un lugar, puede dejar la adicción. Esto vale tanto para la adicción al alcohol o a las drogas, como también para la bulimia. Al menos constituye un componente que merece ser tenido en cuenta en cualquier tipo de adicción.
Dado que, según mi opinión, la adicción frecuentemente se desarrolla cuando la madre impide el acceso al padre, los drogadictos¾ tanto hombres como mujeres ¾ sólo pueden ser tratados por hombres. Si una mujer se hace cargo de la terapia, por regla general se pone entre el consultante y su padre, evitando así la solución. El que mejor puede establecer el acceso del consultante a su padre es un hombre. De lo que aquí se trata es de las buenas imágenes interiores. Si una terapeuta tiene la capacidad de dar al padre del consultante o de la consultante un lugar en su corazón, también podrá representarlo.
Conozco dos casos de adicción en los que el padre murió muy temprano.
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