Vínculo y pertenencia
De la misma forma que es vital respetar las leyes de la naturaleza (y del universo), reconocer los órdenes que gobiernan las relaciones humanas es trascendental.
Todos los miembros de una familia tienen un sentido de pertenencia innato. Si algún miembro es excluido, aunque sea por un motivo aparentemente razonable, otro miembro de una generación posterior repetirá su historia.
Ningún miembro de una familia puede ser apartado o marginado por ser alcohólico, drogadicto u homosexual, ni debido a su estatus económico, cultural o social, ni tampoco por ideas políticas, sus creencias, su raza o su color.
Cuando alguien no es reconocido en su vínculo natural con la familia ni se respeta el lugar que le corresponde, toda la familia sufre las consecuencias, incluidos los miembros que no saben nada de lo ocurrido.
Las investigaciones realizadas por Bert Hellinger parecen confirmar que las personas que son apartadas de su familia, más adelante son “representadas” por otros miembros de la misma familia. Así, en generaciones posteriores, parecen repetirse las enfermedades, las adicciones, los suicidios, los accidentes,...
Lo que Hellinger deduce de todo ello es que la conciencia familiar intenta compensar las injusticias sufridas por los miembros de las generaciones anteriores.
Desde la visión Primal, aunque existen algunas diferencias con esta interpretación, sí coincidimos con Hellinger en que esta conciencia se encarga, por así decirlo, de darles el lugar que les fue negado.
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