Echar la culpa a otro es una actitud a la que recurren con frecuencia quienes permanecen siendo niños en cuerpo de adultos.
A diario buscan saber quién es el responsable de lo que les sucede, sin darse cuenta de que ellos son el cómplice principal, por no decir el único artífice del problema.
Cuando dejamos de echar la culpa a los demás, nos encontramos con nosotros mismos.
Un gran paso adelante es reconocer que somos responsables de lo que nos pasa.
Un joven padre entra en la habitación de la parturienta.
Abraza a su mujer con emoción. Enseguida se inclina sobre la cuna y se da cuenta de que el bebé es totalmente negro. Retrocede horrorizado y su esposa le declara, antes de que tenga tiempo de decir algo:
-¿Ves lo que pasa por tu manía de querer hacer el amor a oscuras?
No hay comentarios:
Publicar un comentario